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Jarhead, del aburrido Sam Mendes (y maravillosamente fotografiada por Roger Deakins), nos cuenta la mil veces vista/leida/escuchada historia de Anthony Swofford (Jake Gyllenhall), miembro del escuadron de francotiradores de los Marines norteamiericanos en la época de la primera Tormenta del Desierto.

A pesar de lo que se pueda ver a primera vista, el homoerotismo flagrante de los cuerpos armados no es lo que salta a la vista, tampoco el infinito aburrimiento de los primeros soldados en enfrentarse a la versión castrense de Crónica de una Muerte Anunciada sino el analisis (quiza accidental) de la relación entre el sexo y la muerte, la falta de oportunidades, el deseo de conseguir una identidad y sentido de pertenencia por parte de aquellos que no tienen con que llenar sus recipientes (the hollow men...) y el autentico significado de las guerras en estos tiempos (una imponente secuencia involucra el incendio de un pozo petrolero, mientras el espectador ve la razón de su presencia en esa area del mundo llover e incendiarse frente a ellos)